domingo, 22 de junio de 2008

Waterloo o la última locura napoleónica...



“ «Una batalla, ¡señores!

¿Sabéis qué es una batalla?

¡Hay imperios, reinos, el mundo o la nada, entre una batalla ganada y una perdida!».


Los oficiales superiores del ejército francés se quedaron de piedra. El coronel Combes-Brassard creyó que acababa de oír una «sentencia del Destino».

Pero no, era Napoleón. Había escuchado la charla pesimista de sus mandos, que cenaban en la habitación de al lado, y no pudo evitar interrumpir un discurso derrotista con una de sus frases definitivas.

La escena tuvo lugar en la granja de Le Caillou, cerca de Bruselas.


Era la noche del 17 de junio de 1815 y la batalla sobre la que discutían los militares franceses iba a ocurrir al día siguiente, junto a la aldea de Waterloo.


(…)


Del otro lado: el duque de Wellington, "poco sociable y agresivo", de escasa aplicación en los estudios y mucha a los naipes, a quien su familia decidió educar en la carrera de las armas.

Dicen que pasó a la historia porque hubo un NAPOLEON.


En el campo de batalla la locura compartida.

El final de la escena:

“-Nada, excepto una batalla perdida, puede ser tan melancólico como una batalla ganada.” Dijo el Duque de Wellington, ( sintiéndose Napoleón quizás?) al recorrer el campo diezmado tras la famosa batalla.

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