domingo, 22 de junio de 2008

¿Se me ha comprendido?






“Cuando la luz se va desvaneciendo
cuando ya el consuelo del rocío
se filtra en la tierra
invisible, inaudible…
entonces recuerdas, recuerdas tú, ardiente corazón
cuan sediento estuviste
de celestiales lagrimas y gotas de rocío”


Mamá, Lou Salomé, Cósima Wagner , Elizabeth…
La guerra, la música, La filología…
Todos los Dioses, ninguno, el crucificado, Zaratustra…




“Todas las interpretaciones, los comentarios a los que puede dar lugar el desmoronamiento de Nietzsche, quedarán bajo el signo de la misma ironía que traza Nietzsche en el momento de la partida. ¿Desde cuándo estaba al borde del abismo? Fue fulminado bruscamente entre fines del ‘88 y comienzos del ‘89, dicen algunos, entre los que se cuentan sus amigos íntimos. No, dicen otros, el mal lo atormentaba visiblemente desde Zaratustra, con toda seguridad desde finales del '87. Unos y otros creen en la realidad del profesor de filología, en la seriedad del filósofo. Unos y otros sólo quieren admitirlo en pleno ejercicio del entendimiento y así tomar literalmente sus declaraciones sucesivas, incluso contradictorias, que sólo sirven para discutir su lugar en la clasificación dentro del pensamiento contemporáneo.” Pierre Klossowski




“¿Tú el pretendiente de la verdad?" -así se mofaban-.
¡no! sólo un poeta!
un animal astuto, saqueador, rastrero,
que ha de mentir,
que premeditadamente, intencionadamente,
ha de mentir
multicolor larvado,
larva el mismo,
presa el mismo,
¿es eso el pretendiente de la verdad?...
Sólo loco! Sólo poeta!


"Todo es máscara en Nietzsche. Su salud es una primera máscara para su genio; sus sufrimientos, una segunda máscara, a la vez para su genio y para su salud. Nietzsche no cree en la unidad de un Yo, y no la experimenta: sutiles relaciones de poder y de evaluación entre diferentes «yo» que se ocultan, pero que también expresan fuerzas de otra naturaleza, fuerzas de la vida, fuerzas del pensamiento - tal es la concepción de Nietzsche, su manera de vivir” Gilles Deleuze




Así caí yo mismo alguna vez
desde mi desvarío de verdad
desde mis añoranzas de día
cansado del día, enfermo de luz
caí hacia abajo, hacia la noche, hacia las sombras,
abrasado y sediento
de una verdad.


¿Recuerdas aún, recuerdas tú, ardiente corazón,
que sediento estuviste?
¡Sea yo desterrado
de toda verdad!
¡Sólo loco! ¡Sólo poeta!


Casi en todo psicólogo se percibe una reveladora tendencia al trato con hombres corrientes y bien equilibrados: en esto se revela que él necesita siempre una cura, que tiene necesidad de una suerte de huida y olvido, lejos de aquello que sus observaciones e incisiones, de aquello que su oficio ha puesto ante su conciencia. El temor a sus recuerdos le es algo inherente. Ante el juicio de los demás, enmudece fácilmente... Acaso la paradoja de su situación vaya tan terriblemente lejos que las «personas cultas» aprendan por su parte el gran respeto justamente ahí donde él ha aprendido la gran compasión junto al gran desprecio...


Friedrich Nietzsche

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