martes, 29 de julio de 2008

COMO UN FOCKER PEREZOSO







                                                   
                                                                                      A Fito Aguirre Solís, por cada
                                                                                       cucharada de sopa.

                                                                                      A river, por darle sentido a estas alas,
                                                                                       volando con ellas.

                                                                                      “Las palabras dan alas a todos”
                                                                                         Las aves, Aristófanes.


   En este lugar soplan todos los vientos juntos. Tengo mil ochocientos tiros. No sé si son pocos o muchos. Cuánto tiempo voy a tener que esperar. Y a quién. Con  C: calandria, cóndor, cisne... colibrí, cigüeña... corbatita, cardenal. El frío es insoportable y encima  me duele la cabeza. Siento puntadas acá, en los ojos. A mis  oídos no les va  mejor, sólo escucho un zumbido; creo que estoy sordo.   Cuando todo termine voy a  estudiar la vida de las aves, creo que se llama ornitología... No me acuerdo. El viejo me enseño. Puedo distinguir a  varios pájaros aunque canten todos juntos. Gracias a Dios esta sordera es sólo presente; no puede con los sonidos que conozco. Con G: garza, gorrión, ganso, gaviota. Los gorriones, traídos desde Europa para combatir las plagas, se convirtieron en lo que combatían.  Construyen nidos que dan lástima: pobres, desorganizados, inseguros. No hay tormenta de primavera que no deje varios pichones estrellados contra las baldosas.  Nada que ver con los horneros, que no improvisan ni arriesgan la vida de sus crías. Y, sin embargo, cuando llegue octubre ( creo que faltan como  cuatro meses), ambos van  a cantar a las cinco menos cuarto. Y no son camaradas. Debe ser el reloj biológico. El mío ya no funciona: llevaba una  cuenta prolija del tiempo hasta que gritaron “N-U-M-E-R-A-R-S-E”. Me pareció que huíamos hacia el frente, porque todos los puntos eran el frente.    Las sombras en el cielo van disminuyendo. No sé que pasa. Yo también soy desorganizado como los gorriones: debí cavar un poco más profundo. Tierra, arcilla y piedra. De vez en cuando caen pedazos sobre mi ropa. No siento el ruido pero sé cómo suenan. Suenan como las paladas de tierra que arrojó el tío José sobre Batuque. Nunca había visto un perro colgado de un árbol. El que lo hizo debió haber sonreído por la ocurrencia: un perro suicida. Lo descolgamos y lo envolvimos en una bolsa  arpillera.  Batuque-arpillera-tierra: soy el mismo sonido. Pero mi tío no cavó este pozo. Supongo que afuera,  la bruma debe estar cubriéndolo todo.
  Cuando armamos las carpas, le mostré  al  subteniente que podía imitar el canto de varios pájaros. Me prometió que, después de la licencia, íbamos a regresar para estudiar la fauna de la reconquista. Con P: pato, paloma, picaflor... pavo, petrel. Pis. Estas frazadas huelen a pis. Prefiero este olor antes que la pólvora quemada; que la carne quemada. Como la de Sánchez, el apuntador de la M.A.G. Un olor hecho de gritos: “TOCAME, FIJATE SI ESTOY ENTERO”. No me animé.   Ahora tengo las manos tan congeladas que se me cayó el último pedazo de chocolate. Ni hablar de levantar el fusil. Me dijeron que no me moviera ( las balas son como las centellas: buscan lo que se mueve). Si mamá supiera que no comí otra cosa en  dos días. Debí hacerle caso al alférez y aceptar otra ración de guiso. Quizá no tendría tanto hambre. La voz del  estómago se siente porque va por dentro. Muchas voces van por dentro incluso la mía preguntando a dónde, por qué, para qué.  Con A: águila, avestruz, alondra... albatros.  Cuando llegamos, los albatros sobrevolaban la costa Pueden dormir  flotando en el océano. Van detrás de  los barcos como un focker perezoso. Gritan y compiten con las antiaéreas.  No les importa el alcance de los  misiles.  Parecen  mercenarios.
Me dijeron que conservara esta posición. Pero si me llaman no los voy a  escuchar.         Acá, la tormenta no para. Voy a salir.









lunes, 21 de julio de 2008

Un pedacito de Luna (Marcos)







Un pedacito de luna........
Pero en realidad no es uno
sino dos pedacitos:
El pedacito del lado oscuro de la luna
y el pedacito del lado del lado brillante de la luna.
Y aquí lo que hay que entender
es que el pedacito que brilla de la luna
brilla porque hay un lado oscuro.
Es el lado oscuro de la luna
el que hace posible el lado brillante
de la luna.
Igual nosotros,
si nos toca ser el lado oscuro de la luna,
no por eso somos menos,
sino que es porque estamos dispuestos
a ser el lado oscuro;
que es posible que todos vean la luna
(y, a fin de cuentas,
el lado oscuro vale más
porque brilla para otros cielos
y porque para verlo
hay que aprender a volar muy alto).
Y es así que
son pocos los que están dispuestos
a sufrir para que otros no sufran
y a morir
para que otros vivan,
y esto es así
puesto que botas y lunas y etcétera
y punto.

Vale, topos de siempre, os veremos de nuevo bajo la tierra....
Firmado: Subcomandante Marcos.

viernes, 18 de julio de 2008

El volumen de tus ojos...





“ Las mujeres son como las moscas:
se posan en el azúcar o en la mierda”

Música para camaleones, Truman Capote.




Hay un hombre sobre una cama de dos plazas, las piernas tapadas por una frazada color salmón. Hay una mosca sobre el vidrio del ventanal, aprovechando los últimos centímetros que quedan de sol. No tienen mucho más para decirse; el hombre había agotado todas las posibilidades: contó anécdotas, interrogó, contestó preguntas que nadie había formulado. En poco tiempo, se quedarán a oscuras; en poco tiempo más, hay una mujer que debería regresar.

Ella salió de la habitación con el pelo mojado, con el apuro vanidoso de la gente ocupada. Él miraba la puerta, creyéndose solo y la mosca recorría la altura de un techo barnizado, creyéndose libre. (Un lugar limpio, sin esos huecos negros desde donde se descolgaban, viles y rectas, las arañas.) Se encontraron en los granos blancos que habían quedado esparcidos sobre la mesita de luz. “No te hagás ilusiones, es edulcorante, ella no permite azúcar en la casa...


si querés seguir leyendo...

Shhh...

Creo que jamás pude andar sin bastones. Pequeños o grandes bastones que acompañan.


Sí puedo afirmar que con los años, aprendí a elegirlos.









Maestro: Tú eres el nuevo estudiante. Acércate.
Joven Kwai Chang: No puedes ver…
Maestro: Tú crees que no puedo ver.
Joven Kwai Chang: De todas las cosas, vivir en la oscuridad debe de ser la peor.
Maestro: El miedo es la única oscuridad. Agarra tu escoba y golpéame con ella (…). Haz lo que te digo. Golpea (…). Otra vez! (…) Aquí, Agárrala (…) . Nunca asumas que porque un hombre no tenga ojos, no puede ver. Cierra tus ojos. ¿Qué oyes?
Joven Kwai Chang: Oigo el agua…oigo los pájaros.
Maestro: ¿Oyes el latido de tu propio corazón?
Joven Kwai Chang: No.
Maestro: ¿Escuchas el saltamontes que está a tus pies?
Joven Kwai Chang: Anciano, ¿cómo es que tú puedes oir estas cosas?
Maestro: Joven…¿Cómo es que tú no puedes?











Entiendo...

Premonición de luna llena...






lunes, 14 de julio de 2008

Con la vieja Pentax K 1000


Un Sol Caprichoso


50 centímetros de cielo


Cuándo y Dónde






A Facundo Castro


Ahora duerme sobre el teclado y yo lo miro.

Quizá lo soñó esa tarde, de regreso a la “gran” ciudad, trayendo en su mente todos los recuerdos de un pueblo que se le antojaba casi fantasmal.

O fueron los perros de la calle siete y su dentelladas monocordes repartidas a diestra y siniestra según el simple rodar de los autos...

Pudo haber sido el hambre; el vacío que se siente en el estómago (O se siente más en el corazón?) aunque se intente deglutir cientos de galletitas con los ojos chinos clavados en la espalda; aunque los calambres en los dedos tras doblar miles de folletos no son menos inocentes en esto. Como no son inocentes las horas gastadas junto a las cuchillas para pelar cientos de bolsas.

No habrá sido mirando a la gente que se sumergía en las aguas de las termas, olvidando que las sirenas no quieren darse a conocer?

O fue pegando ladrillos al ritmo de Creedence Clearwater Revival, o La Renga... Quizá fue transmitiendo ideas con estandartes rojos, muy rojos.


No. No fue eso. Pienso. Fue la espera en esa plaza. Fue esa torta de cumpleaños fallida. Fue el sentir los sueños compartidos. Fue la flor estrella o la rosa roja?

Fue el producto de exprimir un cuaderno espiral o dos mp3.

El pogo del Varieté. Un Du hast en la radio metálica.

Quizá fue la Fiesta RAMMSTEIN.

O los graffiti y los tatuajes. Quizá lo extrajo de su colección de flores, de estrellas, de cielos, de caminos. De ceniceros. Por qué no?

De su cajita de música. Del soporte permanente con gusto a pan fresco que le ofrece su madre. De la sonrisa sin trueque de su pequeña Violetita.

En el subte o junto al guitarrista ciego. En la velocidad de un auto sin control. En el salto al vacío.

En la soledad que lastima al alcohol. En el reloj que intentó detenerse en las horas del miedo, cuchillo en mano.

Fue mientras se ocultaba de los perseguidores, reteniendo el aliento.

Fue en la libertad de darse sin esperar

En la caricia amiga? En el golpe enemigo?

Fue frente a este portón?

Despertará y no tendré aún la respuesta.

Dónde y cuando se propuso ser todo lo que es y todo lo que inevitablemente será.

Till Lindemann (el Fuego de Rammstein)






23-10-2006
Un par de palabras...

****La soledad, a veces, me da una cantidad de creatividad. Estás bebiendo otro copa de vino y te estás sintiendo peor aún. El arte no trabaja sin dolor; el arte también existe para compensarlo.

*** Cuando era un adolescente, estaba obsesionado con tener muchas cosas comerciales, coches, ropas, cosas estúpidas. Ahora que tengo todo eso, entiendo que las cosas superfluas pueden convertirte en una clase de persona muy estúpida.
En la Alemania Oriental había muy pocas cosas, pero había también una sensación de la solidaridad que ya no existe. Ahora estamos hasta el cuello en la consumición, el ego, el individualismo. Ahora antes que la amistad, está la mercancía.

*** No soy un músico en el significado actual. Yo no sé nada sobre los instrumentos. Pero estoy apoyando nuestra música con mi voz y mis letras. Es una cuestión de la ilustración, del timbre y de la fonética. No deseamos – válgame el cielo! - crear un estilo fascista.

El autor: Till Lindemann... La voz principal de Rammstein. Un texto: “MESSER” (Cuchillo) colección de poemas...

Foco





14/06/08
Fuera de Foco. Sí. Absolutamente!



Asomarse no es gratuito porque jamás sabremos si, en ese instante, finalmente, hemos de caer.

Esa falta de nitidez en la imagen puede hacer que confundas el camino. Borroso. Casi desconocido. Y lo borroso da miedo. Y el miedo, vértigo. Y el vértigo juega con tu conciencia tal como vos lo hacías al poner obstáculos en la ruta de las hormigas.



Además, siempre hay manos a los costados que intentan colaborar pero… ¿Cómo saber cuáles son misericordiosas? Si has recibido tantos empujones miserables.


Elegimos vivir rápido… vivir en el vértigo… vivir una vida fuera de foco…

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Calambres ajenos, calambre propio
Y platos,
Repletos de insensatez, mediocridad y estafa.
Naufraga en tu oído
Algún “juremos con gloria”
Sin retirada ni avance
Cuando amanece
(En tu boca)
Un no poder no gritar
Basta.
Tu desencanto carcome mi cerebro
Preguntando una vez más,
Si es la ira, la ignorancia o
La venganza de Dios…
Sólo pude extenderte mis manos
Mudas

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P.D.:
“Cuando pienso en el fin
Cuando pienso en todo lo que di.
Cuando miro el final
Cuando sueño que todo… todo lo perdí” C.García.

RELIEVE DEL TRIBAL







En su piel
El relieve del tribal
Nacido del filo nocturno
Del hambre
De contar estrellas
Y mensajes enviados (sin respuesta)


En su piel
El relieve del tribal
Nacido del frío, del calor
De la soledad
de lenguas húmedas
o lágrimas secas

En su piel
El relieve del tribal
Nacido de los saltos
Al vacío
De la tinta del poema no escrito



En su piel
El relieve del tribal
Nacido de un tormento continuo
De amor
De los miedos desparramados
En pisos ajenos

En tu piel
El relieve de
Su tribal.





P.D: Todos tenemos marcas...

sábado, 12 de julio de 2008

Bang-bang... Kevin!



El Bang Bang Club. Cuatro fotógrafos compartiendo la locura de congelar el horror del mundo. Ni flores, ni sonrisas, ni lunas.
Mínimas distancias entre el cuerpo de la máquina y el de la víctima. Y un zoom que te va inoculando sus heridas.


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Marinovich y Silva: los sobrevivientes.
Oosterbroek, muerte en su puesto de combate fotográfico.
Y Carter. Carter y su gran fotografía. Carter y todas las lecturas posibles de un instante perpetuo.
Sudán.1993. Kevin Carter y Joao Silva. “El Triángulo de la Hambruna”. Llegaron en un avión de las Naciones Unidas cargado de comida.

“Los pobladores hambrientos rodearon el avión, salvo aquellos demasiado débiles para caminar, que esperaban sentados alrededor de un improvisado comedor”.
Los dos vieron fotos por todas partes, así que se separaron por el campamento.

“Le estaba sacando fotos a una nena arrodillada, que apoyaba la cabeza contra el suelo, y de repente un buitre gigante se posó detrás de ella. Seguí disparando, y recién después espanté al buitre”
Vendió la foto al New York Times, y ésta se convirtió en un símbolo de la hambruna, usada en infinidad de posters y campañas. Cuando se publicó en el diario neoyorquino, llegaron a la redacción miles de cartas preguntando qué había sucedido con la niña, qué había hecho el fotógrafo. Carter tuvo que confesar que no había hecho nada.



1994. la foto ganó el Premio Pulitzer.
“Es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, No quiero ni verla. La odio”decía.


Y agrega su compañero: “Cuando estuvimos en Somalía en 1992, en medio de la hambruna, ninguno de los dos recogió a un solo chico enfermo o agonizante, aunque vimos cientos. Los mirábamos morir y sacábamos fotos. Yo me sentí impotente cuando fotografié a un hombre cuyo último hijo se le estaba muriendo en sus brazos. Eran buenas fotos; la tragedia y la violencia son imágenes poderosas; por eso las pagan así. Algo de la emoción, de la empatía y la vulnerabilidad que nos hacen humanos se pierde cada vez que apretamos el disparador”.


Kevin Carter entró a su camioneta, conectó el caño de escape a una manguera, cuyo otro extremo echaba los vapores dentro de la cabina herméticamente cerrada y se calzó su walkman. Su nota suicida, de más de ocho páginas, decía: “Estoy deprimido, sin teléfono, sin dinero... atrapado por imágenes de asesinatos y cadáveres, furia y dolor, niños heridos o muriéndose de hambre, hombres que apretan el gatillo con alegría, policías y ejecutores... Voy a reunirme con Ken, si tengo suerte”


"depressed ... without phone ... money for rent ... money for child support ... money for debts ... money!!! ... I am haunted by the vivid memories of killings & corpses & anger & pain ... of starving or wounded children, of trigger-happy madmen, often police, of killer executioners... I have gone to join Ken if I am that lucky."


El club llegó a su fin.
“Nos sentíamos culpables. Nos sentíamos buitres. Habíamos pisoteado cadáveres, metafórica y literalmente, para ganarnos la vida. Pero no habíamos matado a esa gente. De hecho, salvamos vidas… El sentimiento de culpa quizá tenía que ver con nuestra incapacidad de ayudar. Manejar la culpa es fácil. Superar la incapacidad de ayudar es mucho más difícil, casi imposible. Hoy puedo decir que no sufrimos ni la centésima parte de lo que sufrió la gente de nuestras fotografías. Hoy puedo decir que no éramos responsables: solamente testigos”.

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"Dejemos que las imágenes nos persigan. Incluso si sólo son pedazos y no pueden describir toda la realidad a la que se refieren, aún tienen un objetivo. Las imágenes nos dicen: esto es de lo que los seres humanos son capaces de hacer, de forma voluntaria, entusiasta, sancionada". Susan Sontag

jueves, 3 de julio de 2008

Un telón de infierno




Tan a mano el sol.




Un telón de infierno donde representar la vida, hasta aquí.




Cuántas veces quise mirarlo de frente. Ceguera momentánea. Siempre. Y volverlo a mirar.




Años. Años. Años.






Somos o no somos los mismos?




Brilla. Definitivamente.


Yo lo intento.