martes, 29 de diciembre de 2009

CONDICIÓN FEROZ







I

[“Ya se percibe más intenso el crepitar del fuego”]


Segada por los fuegos de artificio
Va la noche, huyendo de los cultos
Sucios velos, destinos, ciegos vicios
Va la noche y oficia con insultos.

Alcohólica, su fuga, entre los fuegos
-que le repugnan por no ser su esencia-
Busca un lugar donde esconder sus ruegos
Violenta protectora de la ausencia.

Acompaño a la noche en su lamento
Ella llueve, yo lloro. No hay festejo
Que sirva sin veneno este recuento.

¿Y si el llanto borrara, del hombre, las
Huellas? ¿Y si la lluvia… sus penas?

II


[“A mi cuerpo, tendido como está, precisamente así, dadle el adiós”]

Ocultos bajo mantas los dolores
Hedores, desnudez, amores idos,
Ocultos entre mantas los temores
Sangrar esta vejez; haber perdido

El nombre, pulso, suerte. “¿Cuál tesoro?
Ceguera maltratada, venas lentas,
Soñar las tardes sólo cenicientas
Ni el aire se consigue con decoro”.

A tu lado enero ya marchito
Y un ramo de jazmines a destiempo
Que marcan para siempre el infinito.

Rodeados por escudos de imprevistos
Los años nos carcomen hábilmente.

III
[“Si vas en busca de la muerte, llévanos contigo”]


Mi culpa a tus huesos enfrentada
En diálogo sin fin- final de escena-
Mi culpa representa su condena
Tu sombra, por aquellos, despreciada.

Es el “Adiós” quien da a la despedida
La condición feroz de los futuros.
Ese que cuelga de tu mano fría
Y de tus ojos-corredor oscuro-

Se miente la verdad- un fiel remiso-
“Y si Dios quiere será hasta mañana”
Fatal, inconsecuente, un dios: no quiso.

Con besos no se curan las heridas
Ni libres de traición están los rezos.



IV

[“Te sostendré en mis hombros. No va a agobiarme el peso de la carga]


Sin ritmo se deslizan las absurdas
Flechas que son tus últimos gemidos.
La noche llueve un llanto sin latidos
Mi duelo llora roncas gotas burdas.

No supe reforzar con estos brazos
Los hilos que nos atan, tan sedosos,
No estuve junto a ti ni tras tus pasos
Ni mis hombros han sido tan piadosos.

Vergüenza ha de sentir este pedido
De perdón, con disculpas perfumado
Ante una cama que no tiene oídos.

La noche no se rinde. Yo tampoco
Quizá cuando amanezca, también ella…


V

[“Y pase lo que pase, uno ha de ser el riesgo, una la salvación para los dos”]


No es el infierno o su sagrada saña
El motivo de todo lo ensayado,
Sino el miedo a sufrir lo prodigado
La disculpa ¡Esa sutil infamia!

Menos gloriosa que su nombre es una
Muerte estéril: sin cuervos ni cipreses
Muerte sin muerto, sin cruces- tantas veces-
Sombrío desden: sin himnos a la luna.


Años nuevos convierten en rivales
Vida y vejez creyendo que ésta mancha
Nuestra infeliz certeza de inmortales.

Y muero porque ya no me recuerdas
Y vives porque sigo amaneciendo…



Diciembre-1998

Entre llaves: fragmentos de un “pequeño” diálogo entre Eneas y su papá.
El resto: un intento para deshacer la ausencia de la persona que más me quiso.






viernes, 25 de diciembre de 2009

Antes del fin...





Jack: Despacio por favor...



Me impresiona la sangre de año nuevo.


sábado, 19 de diciembre de 2009

Free Pass



La Noche más corta






No curaste tu insomnio encubriendo con muerte tus pasiones
como tampoco lo hicieron aquellos que desandaban tus afonías nocturnas.

En noches iguales a ésta, Vedas y putas explotan; Pero esto no es para mí.
No sé pensar y odio los espejos.

No te reclamo. Veneno con gusto. Hoja por hoja, presintiendo que entendí NADA
cuando escuché a esa niebla citar:
“Si dios colocara la frente en mi hombro qué bien estaríamos los dos así, tristes y desconsolados”

**********

En noches iguales a ésta, dejé de esperar. Porque las certidumbres cambian de ropa
De peinado
De dirección
De perfume
Pero siempre
Son los mismos Arlequines intentando confundirnos, sofocarnos.

-¿Concretamente qué?
- Concretamente sólo mi voz en este segundo.

-¿Y Luego?
- Y luego Nada.

**************

En noches como ésta, ¿Habrá visto tu lámpara el ahogo de las blasfemias
dentro del vasito con agua? ¿La sonrisa en el cristal de los lentes?


A vos te digo… Esta noche será muy corta. Amanecerá y podrás volver a dormir
y a soñar
(tu gran temor)

Hagamos nacer a dios una vez más: pedile que te regale el don de ser
organista o
un simple farol de Paris.

Yo pediré también: oído esperanzado
O un borracho
Encontrando refugio.












Cuando te acercas a dios por la maldad y a la vida por las sombras ¿Adónde puedes llegar si no es a una mística negativa y a una filosofía nocturna?
Crees sin creer y vives sin vivir…la paradoja la
resuelves con una ternura cruenta que refuerzan los crepúsculos y enlutan las auroras”
E.M. Cioran





Prólogo



"Un prólogo es un estado de ánimo. Escribir un prólogo es como afilar la
hoz, como afinar la guitarra, como hablarle a un niño, como escupir por la
ventana. Uno no sabe cómo ni cuándo las ganas se apoderan de uno, las ganas de
escribir un prólogo, las ganas de estos leves sub noctem susurri"

Søren Kierkegaard




Paso y me siento. Un sillón bordó junto a la ventana. Calle 54. Desde aquí se ven las torres de la catedral. Me distraigo recordando escenas que combinan realidad y ensueño.

Tose. Vuelvo desde los cimientos de la catedral hasta el sillón.

Hablo de mí. Le cuento que pasaron ya, trescientas sesenta y cinco madrugadas.
Era otro Agosto. Otra ventana. Otra música en mis oídos. La oscura voz de Till Lindeman gritaba “mein herz brennt” cuando descubrí otro brillo.



Me escucha sin gestos. Sigo.


Omito los abandonos por tratarse de la primera cita. Aprieta el lápiz sobre el anotador cuando hablo de distancias. Once mil kilómetros. Más de cinco mil millas náuticas y una soga hecha de palabras.

Le confieso algunos vicios: soportar sin drogas, sin alcohol ni sedantes todo lo que el delirio kármico me tenga reservado; fumar; reírme.
Confieso, también, mis preferencias ante el papel en blanco: dejar caer en redes de cinismo a ilusionados fabricantes de barriletes.

Percibo un pestañeo desencajado que acusa. (¿Dirá sádica?) Vuelvo, entonces, a esa otra escritura, el vasto prólogo de trescientos sesenta y cinco renglones. Irreproducible por íntimo. Un yo poético que se abandona a las sensaciones. Y mezcla coordenadas, tiempos verbales, luces. Prólogo que se lleva las mejores metáforas, todas las correspondencias baudelerianas, cada fragmento de mi imaginación.


Ahora se acomoda en su sillón. Cruza las piernas. Espera que le diga el porqué de mi visita.

Entre garabatos imagino que escribió crisis---escritor---vacío---decir---dicho.

Hago silencio hasta que se cumplen los cuarenta y cinco minutos. También él.

La catedral. Plaza Moreno. El faro del fin del mundo. El fabricante de barriletes que no sabe nada acerca de la trampa en la que caerá cuando yo deje de escribir el prólogo.


“Mmmm… Bueno”

Es tiempo. Sé que debo pagarle.

Al despedirme, me entrega un papelito amarillo: “próxima cita 22 de Agosto, 17.30 horas”

No habrá próxima mientras haya palabras. Lo sé. Lo sabe.







La imagen es del artista Gastón Viñas
http://www.grapevineindustries.com/

Golpean






Golpean. No, no abras.

Vienen por tus pinceles

Tus óleos

Por las sonrisas de tilo

Vienen a arrancarte el guardapolvo

A desnudarte los sueños

A oscurecer el futuro

Con vendas

O fusiles



Vienen a enmudecerte

Ellos, esquiladores mediocres

De gritos de libertad



Golpean



por favor



no abras...






Me dedicó una foto: "¿Hasta qué tonalidad de sangre iremos juntos?", y
sobre la edición de su Van Gogh, respondió: "La tonalidad de sangre irá hasta el negro” Artaud, Jean Marabini





[...]

Van Gogh extrajo esas calidades de sones de órgano, esos fuegos artificiales, esas epifanías atmosféricas, esa "Gran Obra", en fin, de una permanente e intempestiva transmutación. Los cuervos pintados dos días antes de su muerte no le abrieron más que sus otras telas, la puerta de cierta gloria póstuma, pero abren a la pintura pintada, o más bien a la naturaleza no pintada, la puerta oculta de un más allá posible, de una permanente realidad posible, a través de la puerta abierta por Van Gogh hacia un enigmático y pavoroso más allá. No es frecuente que un hombre, con un balazo en el vientre del fusil que lo mató, ponga en una tela cuervos negros, y debajo una especie de llanura, posiblemente lívida, de cualquier modo vacía, en la que el color de borra de vino de la tierra se enfrenta locamente con el amarillo sucio del trigo. Pero ningún otro pintor, fuera de Van Gogh, hubiera sido capaz de descubrir, para pintar sus cuervos, ese negro de trufa, ese negro de "comilona fastuosa" y a la vez como excremencial, de las alas de los cuervos sorprendidos por los resplandores declinantes del crepúsculo.

[...]






Sin embargo, en un incendio, en un bombardeo, en un estallido, vengadores de esa piedra de moler que el mísero Van Gogh el loco cargó toda su vida al cuello. La piedra del pintar sin saber porqué ni para dónde.


Pues no es para este mundo, nunca es para esta tierra, que todos hemos siempre trabajado, luchado, aullado el horror de hambre, de miseria, de odio, de escándalo y de asco, que todos fuimos envenenados, aunque todo eso nos haya embrujado, hasta que por fin nos hemos suicidado, ¡pues acaso no somos todos, como el mísero Van Gogh, suicidados por la sociedad!




"Van Gogh, el suicidado por la sociedad "Antonin Artaud.

Balcones Descosidos


A rvr por su sagrada voluntad de hacerme feliz.
Gracias. Eternas.





Los andamios son como balcones descosidos; sobresalen de los muros sin demasiada confección: no más que hilos trenzados sosteniendo tablas de cinco metros de largo por uno y medio de ancho. Son como un bote salvavidas acariciando el lomo de un gran barco.

Los balcones son andamios recubiertos de prudencia. Simulacros de vértigo. Desde allí miraba, con una mueca Munch, la mamá de Mateo.


Un lunes de pleno julio.

35 pesos diarios sin comidas. De ocho a dieciocho. De Lunes a Sábado, incluso los días en los cuales el sándwich va con lluvia. El equilibrista no lo piensa demasiado. Dice que viene a destiempo; que su suerte viene un paso más atrás.
No recuerda como aprendió a desplegar la cuchara en un solo golpe de muñeca. No sabe de cimientos, tampoco de fratachos que rejuvenecen las caras de las habitaciones sacando las arrugas de cemento. Sólo conoce la formula mágica “1 de cal, tres cuartos de cemento y tres de arena”.
Pero se subió a la camioneta blanca en la esquina de 44 y 143. El y diez más acomodados en la caja de la Ford. Al centro dijo el arquitecto. Él sí sabe. También el dueño y los calculistas y los maestros mayores de obras. Construcciones no mayores de 15 pisos en esta parte de la ciudad. Proyecto building.

A cincuenta cuadras su escenario. Conservar el equilibrio. Sin arnés. Sin red, salvo esos telones negros por debajo de los andamios que no podrán evitar la caída pero sí proteger de los restos de material los techos ajenos.


***
El mismo julio. Otra mudanza. El primer invierno que Mateo vería desde las alturas. Octavo piso. A. Un Gran ventanal de puertas corredizas, el balcón y el vacío. El este de frente y la ciudad.

Mientras la familia acomodaba cuadros y sillones; floreros y libros; cristales y cortinas, el pequeño descubría una bandada de pájaros húmedos sobrevolando dos viejos tilos y, un poco más arriba, a un hombre haciendo equilibrio sobre un alto esqueleto de ladrillos rojos.

- qué hace ese señor ahí?
- Vení para acá, no te acerques al borde sí? Trabaja Mat,


Con la oscuridad, hombre y pájaros desaparecían. Cada mañana, la madre lo encontraba durmiendo en el ángulo exacto desde el cual una diagonal imaginaria unía los ojos del pequeño, el andamio del equilibrista y hacia en fondo, las puntas de la catedral.

Los domingos sólo los pájaros seguían su trabajo demostrando que, para ellos, sólo hay hoy.

Mateo tenía todo controlado. A la hora del cereal con leche llegaba la camioneta, una vieja Ford F-100 cargada de rostros ajados; con el Actimel se encendía el motor de un camión con su enorme batea para mezclar hormigón. La magia del balcón desaparecía cuando se escuchaban las llaves de su padre en el ojo de la cerradura, del otro lado de la puerta:

-Te dije que no abrieras el balcón… Siempre desobediente vos…mirá lo que te traje…

El niño cerraba los ojos y trataba de imaginar el contenido de ese hermoso paquete. Quizá una cuchara de albañil muy grande como las que se exhibían en ese negocio de clavos y latas de pintura.

No. No era. Una raqueta de tenis no servía para acompañar, en el andamio, al hombre equilibrista.

Arena en el palier. Ese fue el primer signo de que las cosas se habían complicado. La queja del portero “Holmes” que siguió los rastros hasta la puerta del 8 A. Bajo la cama, una caja de Nike con arena traída en el gran bolsillo de su guardapolvo.


***


En Agosto, día del niño.

- A ver, elegí de esta revista.

40 páginas de Carrefour que recorrió marcando círculos. Jueguito De Herramientas Grande 16 Piezas, ¡Con Casco! “Igualitas a las de papá” leyó de corrido
Camión Volcador Radio Control Alámbrico Mueve Caja Volcadora
Excavadora Topadora Radio Control Alámbrica Con Pala Grande

Camión Hormigonero Marcha adelante y atrás. Dobla a la izquierda y derecha. Mezcla y arroja la arena de adentro.

Tampoco.

Una Hit Gun para la Play y un set de pelotitas fluorescentes para la raqueta.
También recibió una articulada enciclopedia del cuerpo humano

El edificio iba cubriéndose de gris. Un gris que lo protegía de los últimos fríos.

-No quiere ir más a la escuela…

-Cómo que no quiere? Esas cosas sólo te pasan a vos. Ahora hablo yo con él y vas a ver…

El padre le prohibió asomarse al balcón. “Muerto el perro se acabó la rabia” pensaba y se dedicó a armarle el juego de química que siempre deseó para si mismo.


***


Los pájaros de Septiembre sobrevuelan a otra velocidad. El hoy se transforma en un “ya” permanente.

Mateo se despertó con un canto de “ya” en sus oídos. Tocó la arena guardada en la caja. Se sintió equilibrista. Se sintió pájaro y quiso probar las alas.

Las calles, los autos, las escaleras, los ladrillos sin colocar, las herramientas, los ojos de los extraños. Nada. Nada existía, salvo el andamio y su dueño, el equilibrista.

El obrero sintió en el leve movimiento de su tabla, la presencia de alguien más, en éste, su paraíso. Le pareció, por un segundo, ver a un ángel acurrucado en la punta del andamio.

Así Mateo junto al balde de cemento. Junto a los gritos del padre desde el asfalto.

Sin respirar, el equilibrista extendió su mano, gruesa mano tatuada a la cal.

- Quiero ser como vos, me vas a enseñar? Preguntó su sonrisa

A cincuenta metros de altura, sobre un balcón descosido, no se piensan demasiado las respuestas:

Midiendo el fin o el comienzo de todo, la sonrisa equilibrista dijo sí.


Tanto miedo como una taberna (RoJa)

Y de Todos Modos...








¡Vuestro juicio final me da tanto miedo como una taberna!
Pero tan sólo a mí, a través de edificios en llamas,
me sacarán en andas las prostitutas como a efigie sagrada,
y me mostrarán a Dios en su descargo.

¡Y Dios llorará leyendo mi brevísimo libro!
Hecho de temblores en compactado ovillo, no de palabras;
y echará a correr por el cielo estrechando mis versos
y los recitará a sus amigos conteniendo el aliento.
P.D.: No fueron de utilería ni su revolución, ni su alma, ni su arma (elegí el sonido del chasquido!)

Coaxil



Seguí goteando
aún en mi presencia
conciertos de colores
llantos de satélite natural
o risas de artificio




Seguí rezando
aún en mi ausencia
por un Tíbet propio
donde ofrecer el miedo
y los llagas



Seguí buscando
aún con el futuro desconectado
metáforas de fibra óptica
para que no duelan
los tubos de ensayo




Seguí respirando
aún si todos los relojes
decidieran clavar sus agujas
en un ¡NO!




Pero no permitas
que me convierta
en gusano



luego de haber sido mariposa.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Luna Recta

Al Caballero del rocío:



Y de todos modos

para alguien

saldrá el sol.



P.D.: llamo a estas fotos pruebas de vida.