domingo, 22 de junio de 2008

El perro




Y la reunión de los filósofos continuaba en la caverna platónica cuando los desalineados de barba y largas cabelleras (“según el capricho del tiempo”) comenzaron su labor.


El cínico posee del perro la virtud de la fidelidad y la preocupación por preservar y cuidar a su prójimo. Diógenes insistía en que lo llamaran perro “llámame perro; Diógenes no es más que un sobrenombre; soy, en efecto, un perro pero me cuento entre los perros de caza, los que velan por sus amigos”

Comían en la plaza pública sólo para desobedecer las reglas de las ciudades.

Permanencia. Pertenencia. Propiedad. ¿QUÉ? Nada de eso.

Eran excluidos.

Vagabundos.

Filósofos errantes. (Cioran hablando de vagabundos y cínicos: “Nunca conocí a alguien tan en carne viva, tan ligado a lo insoluble y lo inextricable”)


Intentan ayudar a los hombres en la Búsqueda de la felicidad.

¿Qué es la felicidad? Manejar la voluntad propia.

Técnica sencilla para alcanzar el poder sobre sí, el dominio de sí mismo: reprocharse con idéntica intensidad a uno mismo aquello que con tanto ardor les reprochamos a los demás.


Los cínicos saben que la libertad sólo es tal cuando uno la reclama y no cuando alguien la otorga.

“No ser esclavo de nada ni de nadie en el pequeño universo donde uno halla su lugar”

Crear Valores nuevos tras destrozar a las viejas costumbres adquiridas. Basta de convenciones, de valores asignados dirá siglos más tarde Nietzsche.



La anécdota es breve y se cuenta entre las dos o tres que forjaron la reputación de Diógenes: se encontraba éste echado gozando del sol Corinto, junto al Craneion (nombre de uno de los gimnasios) cuando Alejandro se le acercó y le dijo con aires de gran señor: “Pídeme lo que desees” A lo que el cínico respondió: “Que te apartes un poco, porque me tapas el sol. Y continuó reposando.

El cínico prefiere la subversión, incluso en las palabras, la sintaxis y el estilo.

Onanistas. Grandes precursores de Sade. ¿Caníbales?


¿Una Secta?



Una locura compartida en un instante de este viejo, viejo mundo.





(Extraído de CINISMOS. Retrato de los filósofos llamados perros. MICHEL ONFRAY)

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