martes, 22 de febrero de 2011

Biobrevis: KLAUS NOMI


1944: Klaus Sperber.  Niño alemán de posguerra que delira con la Ópera.

1960. Solía cantar Arias en boliches gays. Adoraba a Calas, su fuente. Del  Kleist Casino de Berlín a New York con sus raros peinados geométricos y sus modos de  “extraterrestre”


Interpretó Bowie, Dietrich, Dowland, Purcell.  Desplegó su mundo en varios escenarios.   

En 1983 fue excluido del mundo… Tenía SIDA. Y, como a otros, lo pusieron a un costado;  lo taparon para no contagiarse.    

Leo: 

«Los doctores me obligaron a utilizar un traje de plástico cuando lo visité. Tenía prohibido toparle. Después de unas pocas semanas parecía haber mejorado. Tenía la fortaleza para caminar. Entonces abandonó el hospital y se fue a su casa. Su manager le hizo firmar todos los papeles, como si su vida valiera quinientos dólares. Me dolía tanto verlo. Hablé con él la noche del 5 de agosto y me dijo, ‘¿Joey y ahora qué hago? Ya no me quieren más en el hospital. Ya me desconectaron de todas las máquinas. Tengo que parar todo esto porque no estoy mejorando’. Tuve un sueño de que Klaus se mejoraba y cantaba nuevamente, sólo que esta vez un poco deformado, así que ahora tenía que estar detrás de una pantalla o algo. Le dije, ‘Ahora tú serás el fantasma de la ópera’. Haremos presentaciones juntos y me respondió, ‘Sí, posiblemente’. Pero Klaus murió esa noche mientras dormía.» Joey Arias 


Capítulo 6,  Del libro  "Art After Midnight: The East Village Scene"  de Steven Hager; 1986 




Sontag y las fotos








“El primer encuentro con el inventario fotográfico del horror extremo es una suerte de revelación, la prototípica revelación moderna: una epifanía negativa. Para mi fueron las fotografías de Bergen Belsen  y Dachau que encontré por casualidad en una librería de Santa Mónica en julio de 1945. Nada de lo que he visto- en fotografías o en la vida real- me afectó, jamás, de un modo tan agudo, profundo, instantáneo. En efecto, me parece posible dividir  mi vida en dos partes,  antes de ver esas fotografías (yo tenía 12 años) y después.” 



Susan Sontag, On Photography (1977)

domingo, 20 de febrero de 2011

Recordando que estuviste en este mundo...


20 de Febrero.
 Línea fina
entre permanencias
 eternas
 más allá de cuerpos 
fulminados por el dolor
y aplausos
que no los  salvan
de la nada.


Cumpleaños. Regalarte algo de paz.






Sonaban ecos Beatles en tus oídos.


sábado, 19 de febrero de 2011

Unable to Smile

“No queremos su civilización! Queremos vivir como nuestros padres lo hicieron, y sus padres antes que ellos"... Crazy Horse

  
Fotógrafos Pioneros del gran sueño blanco americano-el Far West  más allá de aburridas versiones  Wayne- acompañan esta carrera de costa a costa  con sus máquinas y sus telones a cuesta.

Si hay oro, mejor. Si pieles o caballos, también. Si sólo la fama, la presunta gloria de los soldados o cazar sombras, da igual.

Gran crucigrama: pertrechos, carretas, campamentos, desierto, emboscada, emboscada, emboscada…


 El séptimo regimiento de caballería, sin technicolor (Custer… What´s up?)   




  

Todos los grandes Jefes de los pueblos originarios de América del Norte posando para la foto. Plafffffffff.

FORT  LARAMIE
Guerreros y dioses y espíritus y costumbres casi sin memoria deberán acomodarse en los escasos metros de una reserva. Un fuerte made in Sherman  donde se aprende inglés y se prohíbe la medicina de los ancestros (  you are/ they are/ I´m poor and naked…)

 Plafffffffffffffffffffff.

Buscar la paz   por causa de  una guerra que no pidieron.
 Plaffffffffff.


Akicita Hanska
Long Soldier
 
Hinmuuttu-yalatlat
(1840-1904)
Chief Joseph Nez Perce

Makhpiya-Luta
(1822-1909)
Red Cloud
Siŋté Glešká
  (1823 - 1881)
Spotted Tail

Tatanka-Iyotanka
(1831-1890)
Sitting Bull
y Buffalo Bill

Tashunca-uitco
(1849-1877)
Crazy Horse



 No hay sonrisas. No se estila; no hay motivos. (unable to smile)



Por algún tiempo aparece, con el mismo telón, las mismas luces y efectos, un showman   legendario: William Frederick "Buffalo Bill" Cody  representando sus propias  hazañas en escenarios que olían  a bosta.( Algo así como una kemesse donde se aprende a  matar 4 280 búfalos en ocho meses.) Pero su suerte le abrirá paso más allá de puebluchos “far-far” y de las monedas  ganadas con  libros y  fotos  autografiados, Buffalo Bill lleva hasta Inglaterra su  anecdotario de cadáveres y de luchas cuerpo a cuerpo con aguerridos Lakotas .



WILD WEST SHOW!  Y la realeza  europea completa  se divierte con esta excentricidad “Norteamericana” (olvidando que se trata de  sus hijos díscolos echados  mucho tiempo atrás).  Cuando el hombre está llamado a divertirse olvida todas sus diferencias. Y la Reina las olvidó para jugar a los vaqueros con  Cody.
 
Hasta León XIII le da su bendición.
Plafffffff.  Plaffffffff.

WILD WEST SHOW
La historia continúa… para algunos. Para otros, el fin estaba anunciado. Ahora las fotos muestran  familias y trucos fotográficos y adioses.











JEFE (CHIEF) título honorífico que parece otra de  las grandes burlas del Sueño blanco Americano.



P.D: Una voz (quizá el sentido común) le dijo a Sitting Bull que moriría en manos de uno de los “suyos”…  Y así fue.  



   Orlando Scott Goff,  Edward S. Curtis, David F. Berry, Algunos de los  fotógrafos pioneros, de esos que robaban almas.



jueves, 17 de febrero de 2011

Caramelos proletarios

Mayakovsky a Rodchenko: “Ácidos y duros. Con estos caramelos no podemos  masticar la revolución” 

El "cura" lo llamaban ( Burroughs-Cobain)




(The "PriestThey Called Him -1992-)

"Luchen contra la tuberculosis, amigos".

Vísperas de Navidad, un viejo yonqui vendiendo estampitas en North Park Street. Lo llamaban el 'Cura'.
"Luchen contra la tuberculosis, amigos".

La gente apuraba el paso, se hacían sombras grises sobre un muro lejano. La tarde caía y no había conseguido nada. Giró hacia una calle y el viento que venía desde el  lago lo golpeó como el filo de un cuchillo. Un taxi se detuvo justo enfrente, bajo la luz de un poste. Salió del coche un chico con una valija. Era un pibe delgado vestido con ropa de colegio. "Su rostro se me hace familiar, me recuerda algo de hace mucho tiempo", se dijo el Cura a sí mismo, mirando desde el portal al chico que, con un abrigo desabrochado, revolvía en los bolsillos de su pantalón para pagar el taxi.

El coche se alejó y dobló en la esquina. El pibe  entró en un edificio dejando la valija justo al lado de la puerta. "Hmmm, sí, quizá", pensó el Cura, "probablemente está buscando las llaves, tengo que actuar de inmediato". Agarró la valija y se encaminó hacia la esquina. Listo, se dijo echándole un vistazo. No lucía como la valija de un chico, nunca un muchacho tendría una valija como esa. El Cura no podía precisar qué es lo que había  tan antiguo en la valija. Antiguo y podrido, cuero de pésima calidad y pesado. Era mejor mirar qué contenía.
Dio vuelta hacia Lincoln Park, buscó un lugar solitario y la abrió. Dos piernas humanas cercenadas que habían pertenecido a un hombre joven de piel morena. Los vellos brillantes y negros destellaban bajo la escasa luz del poste. Habían embutido las piernas dentro de la valija así que tuvo que presionara con su rodilla para extraerlas. “Piernas”, se lamentó y comenzó a caminar rápidamente cargando la maleta.

Quizá podría conseguir algo si la vendía.

El comprador olfateó con suspicacia. “una especie de olorcito extraño”. “Es sólo cuero mexicano”. “Igual, el chistoso no la curó”. El comprador miraba la valija  con helada desaprobación. “Ni siquiera es seguro que esté bien muerto, sea lo que fuere, tres es todo lo que te puedo dar, y lo hago sólo porque estamos en Navidad y porque eres el Cura...”. Deslizó tres monedas sobre la mesa hasta toparse con la mano sucia del Cura.
El Cura se camufló acurrucado y sigiloso entre las sombras de la calle. La valija no valía tres centavos, al menos si le hubiera dado un níkel. Oye, recuerdas al viejo Addie cuando me dijo que no regresara a menos que tuviera los tres centavos que le debía. Sí, no fue muy amable contigo, querer borrarte del mapa por tres centavos de mierda.
El doctor no se alegró al verlo. “Ahora, ¿QUÉ es lo que quieres? ¡Acaso no TE ADVERTÍ!”

 El Cura puso las tres monedas sobre la mesa. El doctor las recogió y las guardó en el bolsillo, luego empezó a gritar. “¡He tenido PROBLEMAS! ¡Hay PERSONAS rondando! ¡Podría perder mi LICENCIA!”
 El Cura se sentó y miró los ojos encajados en el rostro del doctor: eran viejos y pesados, años de yonqui.
“No puedo darte una receta”, dijo el doctor abriendo de un tirón una gaveta y deslizando una ampolla sobre la mesa. “¡Esto es todo lo que tengo en mi OFICINA!” El doctor se quedó ahí, mirándolo. “¡Agárralo y VETE!”, gritó, histérico. El rostro del Cura no cambió. El doctor agregó en tono más calmado: “Después de todo, soy un profesional y no me deberían estar molestando gusanos como tú”. “¿Eso es todo lo que tienes para mí? ¿Un miserable cuarto de gramo? ¿Me podrías prestar cinco centavos para... ?”. “Vete, vete o llamaré a la policía”.

“Está bien doctor, ya me voy”.

Y en la calle hacía frío y además era una larga caminata hacia el pensionado por calles arruinadas, hacia la habitación en el último piso. “Malditas escaleras”, tosió el cura cogiendo despacio la baranda. Entró al baño de empapelados amarillos, la cañería goteaba, encontró sus cosas debajo del lavabo. Estaban envueltas en papel marrón. Las levantó y volvió a su habitación, vació toda la ampolla en el cuentagotas. Se remangó pesada e impacientemente la camisa.
Entonces escuchó un quejido que parecía venir de la habitación dieciocho, ocupada, por supuesto, por un muchacho mejicano, el Cura se había cruzado con él en las escaleras y había notado que andaba colgado, pero nunca le había dirigido la palabra, la razón es que no quería tener nada que ver con el mundo de los jóvenes, mala yerba por donde se lo mirase. El Cura ya había tenido suficientes malas yerbas en su vida. Escuchó el quejido nuevamente, era un quejido que te llegaba a los huesos y que no quedaban dudas sobre su significado. “Quizás ha tenido un accidente o algo. De todas maneras  no puedo disfrutar mis sagradas medicinas con ese sonido atravesando las paredes”.

Paredes delgadas, se entiende.
El Cura puso el cuentagotas sobre el piso, hacía frío en el pasillo, llamó a la puerta del cuarto dieciocho.
“¿Quién es?” “Soy el Cura, muchacho, vivo en el cuarto de al lado”. Pudo sentir a alguien que se acercaba arrastrándose por el piso. Y después el deslizarse de un cerrojo. Ahí estaba el muchacho, en calzoncillos, sus ojos negros enlutados de dolor. Empezó a caer.

 El Cura lo ayudó a llegar a la cama. “¿Cuál es el problema hijo?” “Son mis piernas, señor, me dan calambres y me he quedado sin medicinas”. El cura podía ver las contracciones, similares a nudos de madera ahí sobre la joven piel con pelos brillantes y negros. “Hace un par de años me lastimé en una carrera de bicicleta, ahí fue cuando empezaron los calambres”.
 Y ahora a los calambres, se le sumaba el  precio de los intereses por la adicción. 
El viejo Cura se quedó ahí, escuchando los lamentos del muchacho. Inclinó la cabeza como si estuviese rezando, se fue y trajo de vuelta el gotero. “Sólo tengo un cuarto de gramo, chico”. “Yo no necesito mucho, señor”.
El chico ya estaba dormido cuando el Cura salió de la habitación número dieciocho. Volvió a su cuarto y se sentó sobre la cama. Luego sintió que lo golpeaba algo parecido a una pesada nieve  silenciosa. Toda esa basura gris de ayeres. Sentado allí recibió la inmaculada corrección. Y ya que él mismo era un Cura, no hubo necesidad de llamar
a otro.




viernes, 11 de febrero de 2011

Banksy o el filósofo del muro







“El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo” Albert Einstein

Anaïs o de los Amores sin jaulas




"En los otros amamos las sombras de nuestra naturaleza soterrada, de nuestros yos escondidos. Alguna vez debo de haberme sentido tan celosa como Rango, aunque sin manifestarlo, sin manifestármelo ni siquiera a mí misma. Debí de experimentar esos celos en un reino tan oculto de mi propia naturaleza que ni siquiera fui consciente de ello. De otro modo no hubiera sido tan paciente con Rango. No hubiera sentido compasión. Sus celos nos están destruyendo. Quiero protegerlo de sus consecuencias... Me está alejando de él. Ahora debería escapar, pero siento mi responsabilidad. Cuando vemos a otra persona que se atreve a ser lo que nosotros no nos atrevimos a ser, nos sentimos responsables por ella..."

de:  Corazón cuarteado


"Nanaqui, esta noche no quiero agitar ciertas ideas… sólo quiero tu presencia. ¿No te pasa lo mismo, esto de elegir un momento amado (nuestro abrazo en los muelles) y aferrarte a él? Cierro los ojos y lo evoco intensamente, como en trance, y ya no percibo la vida presente, nada, nada sino ese momento. Y después la noche, la sucesión de tus gestos, la fiebre, el desasosiego, la necesidad de volver a verte, una gran impaciencia… (18 de junio de 1933)" 

de: Carta a Antonin Artaud


"Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco… no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡No lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta."




de: Carta de Henry Miller

Je T'aime Moi Non Plus o Esa forma de amar cantando...



Bardot  &  Gainsbourg







Lane &  Cave

martes, 8 de febrero de 2011

I Scream, You Scream, We All Scream for Ice Cream

 "Jim" Jarmusch  se divierte mientras deja que sus actores  parodien un viejo foxtrot de 1927.
 
 La película es "Down by Law" …

Caras conocidas : John Lurie, Roberto Benigni ,Tom Waits



sábado, 5 de febrero de 2011

Anoche Yo o el sueño de Lesdammes





Como digo, Anoche -Yo...
La cosa cesa aquí, deliberadamente. Me he propuesto que el lector llegue a darse cuenta como yo mismo de que cuando alguien, un autor o un amigo, alguien que nos interesa, dice inicialmente o al correr de su escrito "Anoche yo", hace más arte en esas sólo dos palabras que el que obtendría con toda la continuación y serie verbal, relato o poema, en que resuene este "Anoche, yo". Nunca en todo su relato o construcción conseguiría una conmoción, habrá puesto tan cerca de sí al lector, como en este sonar evocado de un Anoche-Yo personal y díchole de tan cerca.

(Honestamente aseguro al lector que las refinadas conciencias artísticas de autores y oyentes de los humanos del futuro no tolerarán las construcciones, no usarán sino el Chiste sin contexto, la Metáfora sin contexto, la frase de la Pasión sin contexto. Y así las obras de la Prosa serán tan breves como las de la Música, que contienen una inmensidad poemática en una sola carilla: una Sonata comple­ta se oye en quince minutos y en ellos nos ha dicho y suscitado tanta sensibilidad conciencia  como una larga novela, de 300 páginas.)

Leccioncita de psicoestética, Macedonio Fernández



Y “Anoche Yo”  en los dedos de Lesdammes se convierte en mundos desconocidos, en mensajes extraterrestres, en cangrejos vegetarianos o faroles de mariquitas. Mil ideas tipeadas a cuatro manos que volverán al mundo de los “no-sido” en cuanto cante el  gallo Márquez.

“Anoche yo” y saber si ha llegado el  frío en las costas portuguesas; cuán grande es la sonrisa de López chapoteando en el paseo de compras o si las momias  enamoradas salieron de recorrido por el purgatorio buscando caricias empetroladas.
  
Un chiste andaluz, las viñetas censuradas de  Lichtenstein  o  el asesino y su sombra –justiciera en casi todos los casos-. Un guiño, una canción  o la combinación perfecta de letras para los “Angelitos Negros” de Emilio.

Lesdammes, es el Yo de tantísimas noches, es el  alma de tango andaluz, de “ciruja” de “linyera” pampeano perdido en las costas de la tierra africana.  

Lesdammes: mi otro Yo  mirando estrellas del Norte o vidrieras de Hong Kong …  navegando en el sueño intermitente de algún dios perro.

En todas las frases sin contexto  que -“Ozú Mare Mía”- hemos escrito en estos años va la historia de lo que somos.

“Anoche Yo”  dicho por Lesdammes es como descifrar el sueño nocturno de mil gaviotas.

Feliz Cumpleaños Franz!

Te quiero.   


P.D.: La imagen es obra del  maravilloso pintor Emilio Fornieles.

P.D.:   Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos…” Lorca.




The Shawshank Redemption





En los altavoces de la cárcel suena Mozart…

“No tengo ni la más remota idea de que coño cantaban aquellas dos italianas y lo cierto es que no quiero saberlo, las cosas buenas no hace falta entenderlas. Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso que no podía expresarse con palabras y que, precisamente por eso te hacía palpitar el corazón. Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de los que nadie viviendo en un lugar tan gris pudiera soñar. Fue como si un hermoso pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros. Y por unos breves instantes hasta el último hombre de  Shawshank se sintió libre…”

Red Redding (Morgan Freedman) The Shawshank Redemption (Cadena perpetua)