sábado, 21 de junio de 2008

Siempre el Primero!





La mirada de Van Gogh está soldada, colgada, petrificada...




"Pero ningún otro pintor, fuera de Van Gogh, hubiera sido capaz de descubrir, para pintar sus cuervos, ese negro de trufa, ese negro de "comilona fastuosa" y a la vez como excremencial, de las alas de los cuervos sorprendidos por los resplandores declinantes del crepúsculo.
¿Y de qué se queja la tierra aquí, bajo las alas de los dichosos cuervos, dichosos sólo, sin duda, para Van Gogh y, además, fastuoso augurio de un mal que ya no ha de concernirle?
Pues hasta entonces nadie como él había convertido a la tierra en ese trapo sucio empapado en sangre y retorcido para escurrir vino.
En el cuadro hay un cielo muy bajo, aplastado, violáceo como los márgenes del rayo. La insólita franja tenebrosa del vacío se eleva en relámpago. A pocos centímetros de lo alto y como proveniente de lo bajo de la tela Van Gogh soltó los cuervos cual si soltara los microbios negros de su bazo suicida, siguiendo el tajo negro de la línea donde el batir de su soberbio plumaje hace pesar sobre los preparativos de la tormenta terrestre la amenaza de una sofocación desde lo alto.
Y, sin embargo, todo el cuadro es soberbio"

Van Gogh, el suicidado por la sociedad. Antonin Artaud













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