miércoles, 28 de mayo de 2008

Impresión...





Antes que Dalí, Buñuel y las hormigas llegaran a mi vida... Mucho antes, lo atroz se hizo presente disfrazado de situación cotidiana (¿siempre será igual?)


Era así:

-¿Rezaste?
- Sí, ya recé.
- A dormir entonces. Que sueñes con angelitos.


Las palabras se iban deshaciendo mientras yo fijaba la vista en la luz que provenía del baño. Ese estado entre sueño y vigilia, que todos (tarde o temprano) advertimos, me encontraba tratando de capturar ruidos ajenos.
Creo que no pasaba demasiado tiempo. (Lejos quedó “esa” percepción temporal) Me dormía. Y justo allí, en el medio de mi sueño aparecían las cucarachas.
Cucarachas en mis manos. Muchas.

Saltaba de la cama y corría hacia el baño. Agua. El chorro de agua las alejaba. La M de mi mano quedaba vacía y limpia, nuevamente.

Que no vengan las cucarachas fue el nuevo pedido que le hice al dios de ese momento.

Entendí, con el paso del tiempo, que ese “cucaracheo” en mis manos era producto de la posición (dormía boca abajo con los brazos bajo en cuerpo).

Entendí que no había tales cucarachas.

No entendí, aún, cómo pudieron ser tan reales pasando por los agujeritos del lavatorio.

No entendí por qué cucarachas, si jamás ninguna había caminado sobre mí…

1 comentario:

marie dijo...

me gusta lo que escribís.