viernes, 23 de mayo de 2008

Empezar a escribir desde la desnudez






Revista Oliverio , entrevista a GABRIEL BAÑEZ, realizada por Jorge Goyeneche

A mí me asusta algo de la escritura, es la literatura. La escritura me gusta porque es acción, la literatura no porque es paralizante, es preceptiva que dictan los demás. Y la literatura se está transformando en una especie de ejercicio de élite porque hay capillas literarias, hay dogmas, hay preceptivas, la posmodernidad trajo una suerte de escritura shoping donde todos son muy inteligentes, están en la última tendencia en el último grito, y eso es una boludez. Puedo valorar tener la última licuadora pero... Hay una tendencia muy tilinga a la moda, y se olvidan de quedarse sin nada, de empezar a escribir desde la desnudez, y se olvidan que no hay que estar a la moda para escribir. Creo que para escribir hay que tener algunas cosas: dudas, ausencias, errores, defectos y no tener la certeza de nada. Yo creo en eso. Algo de angustia o de desesperación, o de bronca. Para mí el mundo hace ruido, hay un crac que no me gusta, no sé si es afuera o adentro, en algún lado está. Gracias a eso yo escribo.
Empecé a escribir porque no sabía hablar, para ir a los demás, para entender lo que está afuera que no digo que me asusta pero sí que muchas veces me resulta incomprensible.

¿Murió la novela?


La novela es lo más vital que puede haber, como la poesía. Dicen que está en decadencia pero yo no lo creo aunque la novela moderna está asumiendo nuevas formas e incluye el ensayo, la digresión filosófica... La novela está tomando formas contaminadas, y eso es muy bueno, pero de todos modos si vamos a los orígenes de la novela vemos que fue producto de las frame stories, de una contaminación previa y de una sucesión de cuentos que se iban concatenando para formar una historia más larga, el Quijote tiene algo de eso. Y la novela actual está tomando de otros saberes y los está incorporando, pero muchos autores clásicos, tradicionales, ya lo hacían, no es nada nuevo. Que la posmodernidad lo asuma como algo nuevo es un disparate. Yo le llamo a eso salgarismo, porque Salgari en medio de una historia se tomaba cuatro páginas para explicarte qué cosa es una árbol Baobab, y ahora dicen que son modernos porque se pasan cinco hojas... son síntomas, qué hagan lo que quieran, yo sigo creyendo en la historia. Es lo que nunca vamos a dejar de escuchar o hacer, y creo en las versiones, creo en los rumores y creo que dos personas se juntan en la calle y dicen "vos sabés lo que le pasó a X?" No se va a poder nunca dejar de contar. ¿El fin de la novela? No, es un disparate. Quizás en lo que es el soporte no salgan en el futuro en formato libro, se podrá leer de la pantalla, qué sé yo, a mí qué me importa, si yo no escribo por las páginas de papel, yo escribo para contar historias, como cualquiera. Pero fuera de eso yo creo que la novela no tiene fin, a lo mejor lo que sucede con la novela moderna, y esta es la confusión, es que se ha quebrado, se ha roto la linealidad histórica. Estábamos acostumbrados a la dialéctica histórica: a que los sucesos se fueran encadenando y desarrollando, y ahora es todo un caos. A mí no me asusta el caos, yo trabajo con el caos aunque no hago un elogio del caos, creo en la dialéctica histórica pero en términos creativos no sé qué vendrá, vendrán novelas buenas, novelas malas. Siempre novelas.





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