miércoles, 23 de abril de 2014

Pequeña distorsión






No es la primera vez que me  sucede: creo que veo lo que no hay.
Tal vez se trate de una simple conjunción de patologías adquiridas de modo natural.
 ¿O puedo pensar en un acto de magia?

El primer síntoma apareció una madrugada de febrero. Iba conduciendo mi auto, camino a casa, cuando me topé de frente con la luna. No era la luna en menguante de siempre. No. Era una luna de seis puntas. Una luna  trilliza. Algo así como tres sonrisas del gato de Alicia  sobre un lienzo azul.
 Me pareció tan bella la imagen que le tomé una fotografía. Sentí pena al descubrir que, de cerca, era la típica luna desapareciendo.

La segunda vez estaba regando las flores del jardín.
Sobre el techo de mi vecino, más precisamente junto al tanque de agua,  vi un mamboretá de metro y medio, mínimo. Estaba parado, con sus dos patas delanteras en guardia. Amarronado e inmóvil.
Por prudencia no quise acercarme demasiado pero los cuatro pasos que di alcanzaron para mostrarme que era un viejo palo sosteniendo la base del tanque.

Es irremediable (salvo anteojos): tengo los ojos desenfocados. No logro distinguir qué hay a  lo lejos. Veo algo, sí,  pero no puedo asegurar de qué está relleno ese algo. ¿Huesos y ropa? ¿Chapa? ¿Piedras?    

 Y ahí descubro la otra patología asociada a la disminución de la vista.

A ver si me explico con otro ejemplo:

Caminaba por el pasillo 17  del cementerio. Asomado entre las tumbas descubrí  un enorme conejo negro. Pensé en lo dichoso que sería pudiendo comer tantas flores frescas. Era gordo  y parecía disfrutar de los rayos del sol.  Me paré a un costado, para no espantarlo. Mi conejo era una simple bolsa de residuos.

Cuando era chica solía  cambiar la identidad de las cosas. ¿Quién no montó un caballo de palo de escoba?   Los objetos  se transformaban según mis  deseos.
Y  con las personas hacía  lo mismo. Deseaba ver reinas, soldados valientes, superhéroes.



Que estoy perdiendo la vista es un hecho… que sigo viendo seres fantásticos donde solo hay residuos, también. 

2 comentarios:

Flavio dijo...

Sin embargo, a mí me parece que ves lo que nadie puede ver, o, mejor aún, lo ves mejor que nadie, porque lo ves con el alma

jotaVe dijo...

;) Muchas gracias por la defensa! Y confieso: prefiero no usar anteojos!

Un beso!