lunes, 28 de abril de 2014

Pactos






Los pactos son con la vida
Con la muerte
Solo una tumba florida



(Lucen correctas las flores… esta visita de compartido silencio, que quiebro solo por unos minutos)



- ¿Estoy haciendo bien?

- …

- No fue casualidad. Seguramente lo había leído en alguna novela. ¡Tantas cosas  de mi vida salieron de las novelas! Nunca te lo dije: no fue casualidad. Sabía que pasabas cada noche por esa plaza de la diagonal 73. Yo caminaba lento, tratando de que los árboles no me entorpecieran la visión. 20.10; 20.20. Esperar tu paso solo para levantar la mano y sonreírte.  Soñaba, tan joven, que alguna vez me ibas a decir: “¿Te llevo?” Esas cosas de novela. La gente nunca entendió qué hacíamos juntos, porque nadie cree en la conjunción de la formalidad y el delirio. Sin embargo, vos,  me  ayudaste a montar todos mis  escenarios y en ellos, sin objeción, fuiste aceptando el papel que mi locura escribía. “Tenés que ser feliz” era tu línea preferida. Yo, la joven madre; vos, el amante. Yo, la huérfana; vos, el padre. Yo, la “artista”; vos, el Mecenas. Yo, la compañera de batallas; vos, el General. Yo, la enfermera; vos, el enfermo. Yo, la joven viuda; vos, el muerto…
 ¿Y ahora, por dónde seguir? Caprichos y futuros inciertos. Sin raya mayor, ni acotaciones al margen. Caprichos sin libreto. No tener la menor dimensión de cómo recibe el otro la secuencia. Ni importar. Hacer porque el después se derrite entre manos sudorosas. Apostar a la nada para ganar todo. O viceversa. No me  queda tiempo  ni voluntad para renovar los trucos. Demasiadas ampollas en el alma y el karma suplicando licencia.
¿Decime, por favor, estoy  haciendo bien? ¿Es cierto que no hay pantanos  para los que sueñan… que, para los que sueñan, solo hay puentes?


-… 




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