Plaça
del Pi, Ciutat Vella, Barcelona. Sábado 15 de noviembre.
Todavía
con el azul mediterráneo visto desde el cielo en algún hueco de la retina, miro
estos muros. Imagino siglos de lluvia refrescando la boca de las gárgolas; El
eco de los cascos de los caballos; las súplicas de algún mendigo. [Imagino porque sé tanto de este lugar como él
sabe de mí]
Hay
una feria de artesanos y algunos ojos saltando de souvenir en
souvenir. Inevitable que despierte el
recuerdo de San Telmo. Pero no. 12.000 kilómetros
y el aroma de castañas asadas nos
separan.
Las
voces que trepaban hasta este pequeño balcón [mi balcón en este instante] se
van alejando por los callejones.
Queda
el silencio y las palabras de un sueño entrecortado.
Amanecer
con la luna conocida y una bandera por
conocer.
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