martes, 19 de agosto de 2014

Un cuadro para descansar

El proyecto. La esperanza. La herramienta del artista para salir de su encierro.
El proyecto. El mañana. El truco del artista para seguir respirando.

Van Gogh escapando de su propio pensamiento:

 “¿Qué soy a los ojos de la mayoría de la gente? –una nulidad o un hombre excéntrico- alguien que no tiene un sitio en la sociedad ni lo tendrá: en fin, un poco menos que nada”
[Carta 218] 


Foxglove o digitalis o absenta o lo que permita mantener  el pulso. Si estaban de más los círculos amarillos alrededor de las estrellas, a nadie le importa.  Los colores fueron su mejor medicina.



“Te envío un pequeño croquis para darte una idea por  lo menos del giro que toma el trabajo. Porque hoy me he vuelto a poner a la tarea. Tengo los ojos fatigados todavía; pero en fin, tenía una idea nueva en la cabeza y este es el croquis. Siempre tela de 30. Esta vez es simplemente mi dormitorio; sólo que el color debe predominar aquí, dando con su simplificación un estilo más grande a las cosas y llegar a sugerir el reposo o el sueño en general. En fin, con la vista en el cuadro debe descansar la cabeza o más bien la imaginación.

Las paredes son de un violeta pálido. Es suelo es a cuadros rojos.
La madera del lecho y las sillas son de un amarillo de mantequilla fresca.
La sábana y las almohadas, limón verde muy claro.
La colcha, rojo escarlata. La ventana, verde.
El lavabo, anaranjado; la cubeta, azul.
Las puertas, lilas.
Y eso es todo. Nada más en este cuarto con los postigos cerrados. Lo cuadrado de los muebles debe insistir en la expresión del reposo inquebrantable. Los retratos en la pared, un espejo, una botella y algunos vestidos.
El marco-como no hay blanco en el cuadro- será blanco.
Esto, para tomarme el desquite del reposo forzado al que he estado obligado.”

[Carta 554 Octubre 1888]


Luego,  la ruptura de toda perspectiva. De todo futuro. Más sillas vacías.



Contestó Theo desde París, el  22 de diciembre de 1889

Mi querido Vincent:

Recibí tu paquete conteniendo  tu campo de trigo y las dos habitaciones. Particularmente me gusta la última, que tiene los colores como un ramo de flores. Tiene una intensidad de colores grandiosa. El campo de trigo tiene, quizá, más poesía; como  el recuerdo de algo que uno ha visto…



Pero Vincent, dormido —casi apagado—  ya era otro. 

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