I
[“Ya se percibe más intenso el crepitar del fuego”]
Segada por los fuegos de artificio
Va la noche, huyendo de los cultos
Sucios velos, destinos, ciegos vicios
Va la noche y oficia con insultos.
Alcohólica, su fuga, entre los fuegos
-que le repugnan por no ser su esencia-
Busca un lugar donde esconder sus ruegos
Violenta protectora de la ausencia.
Acompaño a la noche en su lamento
Ella llueve, yo lloro. No hay festejo
Que sirva sin veneno este recuento.
¿Y si el llanto borrara, del hombre, las
Huellas? ¿Y si la lluvia… sus penas?
II
[“A mi cuerpo, tendido como está, precisamente así, dadle el adiós”]
Ocultos bajo mantas los dolores
Hedores, desnudez, amores idos,
Ocultos entre mantas los temores
Sangrar esta vejez; haber perdido
El nombre, pulso, suerte. “¿Cuál tesoro?
Ceguera maltratada, venas lentas,
Soñar las tardes sólo cenicientas
Ni el aire se consigue con decoro”.
A tu lado enero ya marchito
Y un ramo de jazmines a destiempo
Que marcan para siempre el infinito.
Rodeados por escudos de imprevistos
Los años nos carcomen hábilmente.
III
[“Si vas en busca de la muerte, llévanos contigo”]
Mi culpa a tus huesos enfrentada
En diálogo sin fin- final de escena-
Mi culpa representa su condena
Tu sombra, por aquellos, despreciada.
Es el “Adiós” quien da a la despedida
La condición feroz de los futuros.
Ese que cuelga de tu mano fría
Y de tus ojos-corredor oscuro-
Se miente la verdad- un fiel remiso-
“Y si Dios quiere será hasta mañana”
Fatal, inconsecuente, un dios: no quiso.
Con besos no se curan las heridas
Ni libres de traición están los rezos.
IV
[“Te sostendré en mis hombros. No va a agobiarme el peso de la carga]
Sin ritmo se deslizan las absurdas
Flechas que son tus últimos gemidos.
La noche llueve un llanto sin latidos
Mi duelo llora roncas gotas burdas.
No supe reforzar con estos brazos
Los hilos que nos atan, tan sedosos,
No estuve junto a ti ni tras tus pasos
Ni mis hombros han sido tan piadosos.
Vergüenza ha de sentir este pedido
De perdón, con disculpas perfumado
Ante una cama que no tiene oídos.
La noche no se rinde. Yo tampoco
Quizá cuando amanezca, también ella…
V
[“Y pase lo que pase, uno ha de ser el riesgo, una la salvación para los dos”]
No es el infierno o su sagrada saña
El motivo de todo lo ensayado,
Sino el miedo a sufrir lo prodigado
La disculpa ¡Esa sutil infamia!
Menos gloriosa que su nombre es una
Muerte estéril: sin cuervos ni cipreses
Muerte sin muerto, sin cruces- tantas veces-
Sombrío desden: sin himnos a la luna.
Años nuevos convierten en rivales
Vida y vejez creyendo que ésta mancha
Nuestra infeliz certeza de inmortales.
Y muero porque ya no me recuerdas
Y vives porque sigo amaneciendo…
Diciembre-1998
Entre llaves: fragmentos de un “pequeño” diálogo entre Eneas y su papá.
El resto: un intento para deshacer la ausencia de la persona que más me quiso.
2 comentarios:
a mi abuela:
Gracias... Siempre.
Impresionante!! Muy fuerte!! Gracias por compartirlo!!!
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