martes, 16 de mayo de 2017

Metrónomo




Controlo la noche. Sé de sus guiños en esta intemperie. La niebla de las cuatro. El avión en su ruta este-oeste a las cinco. La moto de las seis. Sé todos sus pasos hasta el borde del amanecer. Luego me pierdo. Debería existir un metrónomo para los relojes que marcara el tempo real de los instantes porque mi día es sol como único dato salvo por esos cielos que me deslumbran como el de esa tarde cuando del otro lado del arcoíris  nació una niebla terracota y las nubes, extasiadas, se transformaron en montañas.  Ese instante, lo sé, fue infinito.



4 comentarios:

Jorge Curinao dijo...

¡Que lindo escribís!

jotaVe dijo...

Crece mi autoestima, inevitablemente, cuando sé que anduviste por aquí...

Gracias, Jorge! Muchísimas gracias por tu generosidad.

Te quiero.

Jorge Curinao dijo...

Y tus fotografías también son lo más. Te quiero, Julieta.

jotaVe dijo...

Esas sí que son mi perdición! Me hablan, siempre!

Mua!