miércoles, 21 de mayo de 2014

El amor del brontosaurio marchito

Siete kilómetros hasta el centro de la ciudad en compañía de un Tom Waits, marchitándose. 

I disappear in your name
But you must wait for me

(¿Dónde estará su Alice?)

El amor era tan claro.   

La mano de Ulises a la salida de la escuela; El turno cedido en las hamacas.
Escondernos tras un árbol y desafiar a los buscadores con un beso.
Lágrimas enanas tratando de detener un autobús gigante, al final de las vacaciones.
Los ojos de los vecinos tras las mirillas presintiendo el vestido en el suelo.
Más de un silencio del otro lado del teléfono y los planos de la fuga que no fue.

 ¿Y ahora? 

Baby all I can think of is Alice

Tan claro

Escapar, por fin,  a la carrera y la cita apresurada en  un hotel. La antigua zozobra  del  ya vendrá viendo pasar cientos de autos desconocidos.
El jardín de mis sueños, floreciendo, sobre las ruinas de una ruta helada.
La voz de la noche que prescribía desmesuras  y el coraje que no fue.

¿Ahora?

And so a secret kiss
Brings madness with the bliss

Tan

Guirnaldas de incienso y  el sonido de la pandereta. Las nubes poniendo sus pies en el río y los kilómetros que no marca ningún mapa. Ese polizón de un barco imaginario. Los ojos que supieron  decir  adiós.



- Un brontosaurio en el sur argentino-  dice la locutora.

(Chatwin tenía razón cuando afirmaba que su abuela tenía en la vitrina un pedacito de piel de dicho animal.)

Un brontosaurio.

Entonces, escuchás la noticia y, por unos minutos,  te olvidas del  pequeño que, parado en la puerta de su casa, saluda el paso del cortejo fúnebre. También se diluyen las cinco limpavidrios de  59 y diagonal 78.  Y el pibe de los malabares con espadas. Te olvidás que es lunes y la estatua de Ofelia volverá a congelarse esta noche.

Te olvidás de lo claro que te había resultado el amor…


Y  Tom Waits ,ya, marchito.   

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