Y llega la niebla
respirando piedad
sobre mi cuello.
Esa piedad que
pretende
cubrirlo todo
para que la vida
sea una cama caliente
la cena de navidad
un par de anteojos
de sol.
Esa piedad
que la niebla escupe
en mi rostro
queriendo desdibujar
un mapa trazado con
sangre de niño
La observo
extenderse
más allá de mi
ventana
quizá hasta tu propia mente
tornando borrosas
las viejas voces
que te juraban amor.
La piedad de la
niebla
desea esconder
entre tantas curvas
grises
el dolor de los
brillantes perdidos.
Querida niebla: No
pierdas el tiempo
No lo intentes conmigo.
2 comentarios:
Me gusta mucho, mucho tu poesía, Julieta.
Y si supieras el orgullo que me causa!!
Un Beso enorme!
Publicar un comentario