jueves, 30 de junio de 2011

"Am Morgen meines Todes"



»Ich komme, ich weiß nicht, von wo?
Ich bin, ich weiß nicht, was?
Ich fahre, ich weiß nicht, wohin?
Mich wundert, daß ich so fröhlich bin.«

(Vengo, no sé de dónde. Soy, no sé qué. Voy, no sé adonde. Me maravilla estar tan alegre)

Alguien había puesto este cartel sobre el frente de su casa y Heinrich Von Kleist  se maravillaba ante versos tan raros. Buscarse. Siempre buscarse. Hasta que fue palabras, un disparo en el corazón de su compañera,  Un rasguño en su propia  boca.



Noviembre.1811.

Ella escribió a su esposo:

“Kleist, que quiere ser mi fiel compañero de viaje en la muerte, tal como lo fuera en la vida, se encargará de matarme. Después de hacerlo, él a su vez se dará la muerte. No llores, no estés triste, mi generoso Vogel, pues voy a morir de una muerte con la que han sido privilegiados muy pocos seres humanos. Enajenada por el más profundo amor, voy a cambiar la felicidad terrenal por la dicha eterna. Henriette” *


Y Él a su prima Marie:

 “(…) Considera que encontré a una amiga cuya alma planea en las alturas como una joven águila. Ella comprendió bien que mi tristeza era un mal superior, profundamente arraigado, incurable, y decidió morir conmigo, aunque dispone de medios para hacerme feliz aquí abajo. Me causó una  alegría inaudita al ofrecérseme con la sencillez de una violeta que se recoge en las hierbas. Abandona a un padre que la adora, un marido bastante generoso para aceptar quitarse delante de mí, y una niña, hermosa  como el sol de mañana. Debes comprender que mi alegre preocupación en lo sucesivo sólo es  encontrar una tumba bastante profunda para dejarme resbalar allí con ella. ¡Adiós por última vez! "

Pactos.

Luego del alcohol, la caminata y la pólvora llegó un simple  artesano de lápidas a grabar las palabras del riguroso papel. Y, quizá, por unos instantes, se sintió príncipe.
O poeta.
 

Nun, o Unsterblichkeit, bist du ganz mein
«¡Ahora, inmortalidad, eres completamente mía!»
                                    
El príncipe de Homburg


* Le vol du vampire, de Michel Tournier.






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