Queridos Reyes magos: No sé si saben quién soy. Hace muchos años de
esto, de todos modos no dejo de recordarlo. Yo quería una coneja de peluche y les escribí una
carta– en realidad copié lo que mi
abuela había escrito- pidiéndosela a ustedes. Puse la carta en el patio junto a
los zapatos, un poco de pasto y un balde
de agua fresca para los camellos
fatigados. Todo estaba perfecto. En breve, ustedes comenzarían el recorrido
pero, por esas cosas del terrible azar, fui a buscar un abrigo al viejo ropero. Allí
estaba la coneja envuelta en papel celofán. Fue un segundo…Cerré el ropero y no
dije nada. Me quedé mirando el cielo buscando la estrella errante como si nada
hubiese sucedido… ¿Acaso la creación de bellas ilusiones no es compartida?
Gracias igual por esa existencia sin mandamientos, ni encíclicas papales,
ni masacres en el Medio Oriente. Gracias por la mirada, Baltasar.
Julieta
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:)
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