De todo esto yo soy el único que parte....
Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la
coartada:
mi zapato, su ojal, también
su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa
abotonada.
París, Octubre 1936, César
Vallejo
A fuerza de remolinos
de adioses y
bienvenidas
-incluso sin moverme
de mi propio rincón-
las distancias
marcadas en el mapa
carecen de valor
Sin embargo
una vez más
parto
en cuerpo y alma
hacia el sueño.