Entonces fue cuando empezó a llorarme la memoria sin ninguna explicación” Gabriel Báñez(1951-2009)
Nuevamente me llora la memoria. Esta vez desde la vida compartida a través de miles y miles de palabras.
Un Mediterráneo hecho palabra con las luces de la costa y sus delfines. Faros, cielos, flores: apalabrados, también.
Y un alma limpia, como aquella que cualquiera de nosotros desearía entregarle a su más preciado afecto. Un alma que se creía letra minúscula...
Cuentan los que, supuestamente, saben que Aribert (River) Costa, un catalán maravilloso, músico, navegante, tímido poeta, coleccionista de migas de pan para alimentar gorriones, guardián entre el centeno y tantos etcéteras…
Cuentan, digo, que el niño rubio que solía jugar en las playas de S´Agaro ya no camina por los muelles de Barcelona ni toca su guitarra ni escribe. Eso dicen.
Será la verdad más mundana.
Acá, en la Cruz del Sur, lejos de toda oscuridad, sigue siendo Mi Fuente.
Deshacer el frío de esta luna.
Hasta la ignorancia
Desandar caminos
Desmontar telones
Y corceles
Desatar los nudos
Que me unen
Al reflejo
de lo que alguna vez
ha sido.
No sé si puedo.
No quiero.
Sigo buscando los lugares verdaderos. Allí te encuentro.